“Lo siento, pero no puedo aguantar más. Ya no
te quiero. Mañana, cuando estés en el trabajo vendré a por mis cosas”
rezaba la escueta nota que descansaba sobre tu lado de la almohada aquel
amanecer.
Siempre
he intentado buscar alguna razón para intentar explicar el por qué de las
cosas, por qué me suceden a mi, por qué me suceden con una determinada persona,
por qué de esa manera y no de otra, por qué en ese instante.
Es
posible que me aterrorice pensar que nuestra vida no depende más que del karma
o del azar y por ese motivo caiga en el error de intentar buscar una
explicación, por absurda que sea, a todo lo que me sucede.
Realmente
no sé cuál fue el provecho que intentaste sacar de mi, si quizá te serví para
ordenar tu desordenada cabeza y aclarar tus ideas. Imagino que no hubo ningún
motivo para estar juntos, pero me abandoné a la ilusión de encontrarlo algún
día.
Una vez me dijeron que es muy probable que un “te odio” sea el último “te quiero” que le dices a una persona. Quiero que sepas que te odio.
"Te odio" Los seis días (con Santi Balmes)