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miércoles, 1 de mayo de 2013


Con la única compañía que le ofrecía su premeditada soledad y su desgastada mochila de cuero se decidió a encarar la cuesta arriba con el propósito de llegar a la elevada cima en busca de su destino, de sus sueños y anhelos.

Pero pronto vio que su caminar iba a ser más complicado de lo que en principio había imaginado. En su mochila, aparentemente ligera, había guardado su ilusión por ciertas cosas. También guardaba en ella todos aquellos libros que comenzó a leer pero no acabó y dejó para “otro día”; todos aquellos propósitos que se hacía al comienzo de cada nuevo año y que rápidamente caían en el olvido.

Poco a poco su mochila se había ido llenando de multitud de cosas tales como todos los proyectos que en su momento quiso llevar a cabo y acabó abandonando; todas las cosas que tenía que decir pero nunca se atrevía; todos los besos que nunca tuvo el valor de dar; todos los “te quiero” que no tuvo el valor de expresar; todos los viajes que nunca se decidió a emprender…

Su desilusión, su falta de voluntad y determinación, su cobardía y el simple hecho de que el peso de su mochila era cada vez mayor, lo que le suponía un mayor esfuerzo para continuar ascendiendo, hicieron que fuese dejando todas esas cosas para “otro día”.

Acabó pesándole tanto que continuar caminando hacia su meta se había convertido en una ardua tarea, pero no podía deshacerse de todas esas cosas si no las terminaba porque eran fundamentales para poder tener acceso a sus sueños.

Finalmente, preso del agotamiento y dándose por vencido, volvió una vez más a abandonarlo todo y jamás pudo terminar aquella cuesta, quedándose a mitad del camino de su destino, en un lugar llamado fracaso.


2 comentarios:

  1. Si la soledad es premeditada no pesa, o al menos no pesa tanto como la soledad sobrevenida. Ayer empecé un libro que tiene cerca de 900 páginas; no me digas por lo que más quieras que si lo dejo debo meterlo en la mochila. Los asuntos pendientes no siempre son tan importantes y si no se resuelven hay que darles carpetazo para ir ligeros de equipaje y, si fuera necesario, tomar otro camino. Esta entrada la veo pesimista y eso te lo digo yo que tengo bastante de eso

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    1. Dice el refrán (que casi nadie cumple): "No dejes para mañana lo que puedas hacer hoy". Esa sería principalmente la moraleja del texto. Es cierto que el final es pesimista, pero es que a la hora de escribir disfruto con el drama jajaja :)

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